Domingo.
Estoy triste. Me siento horrible. Me miro al espejo. Bueno, soy horrible.
-Corrección: estás horrible, no lo sos -dice un pequeño Elemental alado, quien se sentó sobre mi hombro derecho.
-La mina es una rubia petera, sólo le gustan los facheritos -dice un pequeño Elemental con cuernos, quien se sentó sobre mi hombro izquierdo.
-Siempre está la posibilidad de renacer, de surgir de las cenizas con una dieta y terapia -dice el pequeño Elemental alado.
-O el suicidio, claro -dice el Elementalito con cuernos y tridente-. Pero tené mejor puntería que tu viejo.
Meneo la cabeza, los Elementalitos desaparecen. Me bajo los pantalones. Cago leyendo el diario.
Luego voy al almuerzo familiar de los domingos.
Mi vieja me mira, está a punto de decir algo acerca de que debería conseguir pareja, pero, al descubrir mi mirada -¿al descubrir los Elementalitos sobre mis hombros?- desiste.
Lunes.
Con Sonia 00 dijimos que, pese al rebote, las cosas iban a seguir como antes. Amigos. Buen trato.
Ella no me pasa a buscar para ir al jardín.
-Quizás deberías ir vos -dice el Elementalito alado.
-No, la que te histeriqueó fue ella, que venga al pie -dice el Elementalito con cuernos.
Lo cierto es que en todo el día apenas si nos saludamos, con Sonia 00.
Martes.
Tampoco tengo contacto con Sonia 00. Los Elementalitos se mueven cada vez con mayor comodidad sobre mis hombros.
Miércoles.
Tampoco tengo contacto con Sonia 00.
Llamo a Swiss Medical. Pido turno para la nutricionista. Me dan fecha para el lunes 6 de junio de 2006.
Jueves.
Sin contacto con Sonia 00.
Me fijo las prestadoras de servicios psicopatológicos en la cartilla de Swiss Medical. Me fijo en las direcciones. Que me quede cerca de casa, eso es lo que deseo. Llamo. Dejo mensaje.
Viernes.
Sin contacto con Sonia 00.
Me llama la psicóloga a la que le dejé mensaje. Me da turno para el próximo jueves por la mañana. Los Elementalitos se muestran ofendidos, y por primera vez hablan al unísono:
-¿Lo estás haciendo para sacarnos de tu vida?
-Algo así -digo.
El Chancho, el Flaco y el Tanguero me miran azorados. Creen que hablé solo.
Por la noche, vamos con el Alemán a la Casa del Queso. Primero, él critica a todos nuestros compañeros de trabajo, los considera unos mediocres. Yo no estoy de ánimo. Me considero tan mediocre como el resto. Luego, hablamos de Sonia 00:
-Histérica -digo.
-Vos viste -dice él-, las minas son todas putas.
Y comemos nuestra picada.
lunes, 25 de junio de 2007
Sonia 00: El limbo
Etiquetas: El Alemán, El Chancho, El Flaco, El Tanguero, Sonia 00