Goede morgen lieve (¿alemán? ¿ahora me está escribiendo en alemán?), Qué lindo abrir mi casilla y tener un mensaje tuyo! (ya está, se ha rendido: soy un sex symbol del cyberespacio, porque soy inteligente y sensible… suerte que no me vio en persona) Por mi parte, acabo de empezar mi día, tarde por cierto, y acá estoy, rogando que llegue pronto a mi casa un material que tengo que analizar antes de que se haga la hora en la que tengo que salir a un almuerzo para evitar tener que andar corriendo, cosa que no me gusta para nada. (anoto: no le gusta correr, a mí no me gusta ni subir escaleras cuando el ascensor no anda, el resultado de la ecuación es… ¡coincidencia!) A veces, cuando siento que la velocidad de la vida me sobrepasa intento bajar los decibeles diciéndome a mí misma que el verme obligada a que mi cuerpo se mueva rápido, no significa que tenga que acelerar mi ritmo interno, pero no siempre funciona y ahí se cae la dualidad cuerpo-alma que los orientales postulan existe. (esto ya es muy fuerte, entraron los orientales en escena… en siete líneas pasamos del nazismo al budismo zen… si algún lector entiende qué quiso decir Sonia 01, le ruego agregue su comentario, le estaré eternamente agradecido) Lo cierto es que evito a toda costa, aunque no siempre lo consigo, mantener bajo mi grado de stress (no le gusta el estrés, yo soy un tipo más bien pachorro… ¡coincidencia! Es la segunda en poco tiempo, así que puedo olvidar el nazismo y el budismo), no porque no me guste lo vertiginoso, que de hecho me encanta –llegué a saltar en paracaídas cuando estaba en la universidad (¿¿¿¿¿¿¿¿¿paracaidas?????????)-, sino porque me resulta muy difícil mantener en equilibrio deber y disfrute bajo presión (un traductor o traductora acá, por favor), y soy muy hedonista: de todo busco extraer placer (bueno, esto sí es un buen dato… ya me imagino que vamos al cine y ella tiene un orgasmo mientras Bruce Willis le dispara a los villanos de turno). Paso a dar respuesta a tus preguntas. Empecemos por "mi corta pero intensa experiencia en el sitio". Estaba pasando por uno de esos periodos en los que salgo mucho (o sea que hay períodos en los que no: espero que comprenda que, en general, ese período en que no abarca casi toda mi vida) y el fin de semana pasado me encontré con que tenía cero ganas del ritual del viernes/ sábado a la noche con todo lo que eso implica: producción, salir (hacía muuucho frío), bar, hablar con algunas personas que tienen algo de interesante, intentar ser cortés con muchas otras que no (bueno, si nos encontramos al menos va a ser cortés), acostarme tarde, levantarme tarde. Un amigo mío divorciado con un hijo esa semana me había contado que había conocido una mujer en la página de internet con la que está hace tres meses y un poco por curiosa, otro poco guiada por ¿por qué no?, decidí inscribirme. La verdad que me resultó fascinante el cyberspace, pero corro con la ventaja de que soy una light user (y dale con el inglés…) de internet, por lo que es fácil que el elemento sorpresa me impacte. Como ves, la historia no es tan jugosa como parece que dio a entender lo que escribí (bueno, es autocrítica, y de hecho cuando lo es tiene razón, no es para nada jugoso, pero la autocrítica es una virtud que valoro mucho)…En cuanto al intento de lavado de cerebro religioso disfrazado de taller de filosofía, caminando por la calle me topé con un afiche de un lugar que se llama Nueva Acrópolis enunciando que daban un taller de cuatro meses de filosofía comparada. Hice las averiguaciones pertinentes, y decidí inscribirme. En la primer clase nos contaron sobre la concepción septenaria (traducción…) que divide al ser humano en cuerpo efímero, vital, emocional, mente racional/ egoísta, mente inegoísta, intuición, voluntad. Cuando pregunté según quién, me contestaron que según todas las religiones. Ok, pero ¿según quién? Como ves, sigo un poco enojada con el tema, especialmente porque (especialmente porque, imagino, el taller no era gratuito y te robaron la totalidad de lo que te cobraron, mi querida), si el taller hubiese sido tal hubiese aprendido mucho, y me perdí la oportunidad para hacerlo. Pero nevermind (ah, esta palabra la tengo, era el título de un disco de Nirvana), mi tarotista (¿mi tarotista? ¡¡¡¡la madre de todas las coincidencias!!!! ¡estoy enamorado!), que aparenta saber mucho, va a empezar a dictar un taller de Tarot al que voy a ir, así que me voy a embarcar en algo verdaderamente esotérico para lo cual, aparentemente, tengo ciertas dotes (bueno, tampoco exageremos, no es cosa de venir a una cita con un sapo y la bola de cristal, ¿estamos?). Veremos qué pasa. Antes de despedirme por el momento, te hago algunas preguntas:¿Disfrutás de tu trabajo? Por algún motivo me cuesta imaginarte en la administración pública. (o sea, traduzco: sos tan maravilloso que no te imagino en la mediocre vida burocrática… ¿no dije que es divina?) ¿Cuál pensás que es la característica indispensable que un ser humano tiene que tener para alcanzar la felicidad? (uy, esta pregunta me mató: me voy a tener que disfrazar de Paulo Coelho) Un beso grande. PD: ¿Qué tal si el Baileys con café es el viernes a la noche? ¿Tenés un bar preferido en Villa Crespo? No tengo mucho contacto con la zona y me gustaría incursionar.
miércoles, 30 de agosto de 2006
Sonia 01: Se concerta la cita
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